La axiología es un campo fascinante de la filosofía que invita a cuestionar la naturaleza de los valores que guían nuestra vida. ¿Qué consideramos valioso? ¿Cómo se forman estos valores y qué función cumplen en nuestra sociedad? Acompáñanos en este recorrido para explorar la axiología, su historia, sus conceptos fundamentales y su interrelación con otras disciplinas filosóficas.
La axiología es el estudio filosófico de los valores, su origen, desarrollo, naturaleza y funciones. También se le conoce como la teoría de los valores y de los juicios valorativos. Esta rama de la filosofía a menudo se entrelaza con la ética, la metaética, la estética y la filosofía de la religión, creando un entramado complejo donde los valores desempeñan un papel central.
Uno de los retos principales de la axiología es definir qué es un valor. En este sentido, se hace una distinción crucial entre valores intrínsecos y valores extrínsecos:
- Los valores intrínsecos son aquellos que son buenos en sí mismos, sin depender de factores externos.
- Los valores extrínsecos son aquellos que adquieren su valor por influencia de factores externos a ellos.
La axiología se ocupa de identificar cuáles entidades poseen valor intrínseco. Si se determina que solo hay un tipo de valor intrínseco, se considera una teoría monista. Por ejemplo, el hedonismo sostiene que solo el placer es bueno en sí mismo. En contraste, si se acepta la existencia de múltiples valores, se aborda una teoría pluralista, como la que propuso Immanuel Kant, quien exploró los valores morales como ideas regulativas que orientan nuestras acciones.
Historia de la axiología
La axiología comenzó a tomar forma en el siglo XX, gracias a las contribuciones de filósofos como Wilhelm Windelband (1848-1915), quien se considera uno de los fundadores de esta disciplina. Windelband, un filósofo idealista alemán, enfatizó que la filosofía debía buscar principios que garantizaran la solidez del conocimiento, siendo estos principios, a su juicio, los valores.
Windelband diferenciaba entre juicios de hecho y juicios valorativos, sosteniendo que la filosofía se ocupaba más de estos últimos. Su enfoque estableció una distinción entre la realidad ontológica, que pertenece al ámbito de la ciencia, y la realidad deontológica, que se relaciona con el deber ser de los valores.
En la primera mitad del siglo XX, Max Scheler (1874-1928) continuó desarrollando la axiología, estableciendo una clara distinción entre bienes y valores. Según Scheler, los bienes son entidades que ostentan valor, mientras que los valores son las cualidades que permiten que estas entidades sean lo que son.
Por otro lado, filósofos como José Ortega y Gasset (1883-1955) adoptaron un enfoque diferente. Para Ortega, los valores no eran perceptibles en sí mismos, sino que se encarnaban en objetos. Por ejemplo, la belleza se manifiesta en una obra de arte, que actúa como portadora de ese valor. Así, los valores eran considerados estimables, pero no directamente perceptibles.
El neopositivismo también aportó a la axiología, argumentando que los juicios de valor carecen de contenido fáctico, a diferencia de los juicios de hecho. Desde una perspectiva marxista, se reivindicó la ontología de los valores, sugiriendo que el valor expresa el contenido social de un objeto.
Los valores en el contexto filosófico
Los valores pueden ser caracterizados de diversas maneras, dependiendo del filósofo que los analice. David Hume (1711-1776) sostenía que los valores no son más que palabras vacías, mientras que Friedrich Nietzsche (1844-1900) consideraba que, aunque carecen de sustancia intrínseca, tienen un impacto profundo en las personas y en la percepción de la realidad.
Immanuel Kant, por su parte, veía los valores como máximas regulativas que deben guiar el comportamiento humano. Según Kant, los valores no solo son ideales a seguir, sino que también deben regir nuestras acciones morales, reflejando el significado etimológico de la palabra “valor”, que proviene del griego axiós, lo que implica ser digno de aprecio o estimable.
Las características de los valores incluyen:
- Carácter histórico concreto: La jerarquía de valores varía con el contexto cultural y temporal.
- Carácter jerárquico: Algunos valores se subordinan a otros, creando una estructura de prioridades.
- Existencia parásita: Todo valor necesita un portador o bien para manifestarse.
Además, existen diferentes enfoques en la teoría de valores, que se pueden clasificar en tres categorías principales:
- Concepción objetivista: Los valores existen independientemente de la percepción del sujeto y se derivan de las características del objeto y su contexto social.
- Concepción objetivo-subjetivista: Los valores son el resultado tanto de las características del objeto como de la conciencia del sujeto valorante.
- Concepción subjetivista: Los valores dependen exclusivamente de la percepción y la voluntad del sujeto, sin considerar las características del objeto.
Perspectivas sobre la axiología: Monismo y pluralismo
Las teorías axiológicas monistas y pluralistas ofrecen diferentes enfoques para comprender la naturaleza de los valores. Ambas corrientes intentan responder a la interrogante sobre si hay un único fundamento para los valores o si, por el contrario, existen múltiples fuentes.
Teoría axiológica monista
La teoría monista propone que todos los valores provienen de un único principio o fuente fundamental. Esto implica que todos los valores, ya sean morales, estéticos o espirituales, pueden ser reducidos a un solo valor supremo. Por ejemplo, en algunas éticas monistas, el principio de bien supremo o el deber moral absoluto se convierten en el criterio para evaluar acciones y decisiones.
De esta manera, la teoría monista busca establecer una jerarquía de valores, donde cada acción o juicio se mide en función de su alineación con ese valor central.
Teoría axiológica pluralista
En contraposición, la teoría pluralista sostiene que existen múltiples principios o valores fundamentales. Cada uno de estos valores tiene su propia naturaleza y no puede ser reducido a un solo criterio. Desde esta perspectiva, se reconoce y se respeta la diversidad de valores, considerando que existen valores morales, estéticos, pragmáticos y espirituales que son igualmente valiosos.
Así, el pluralismo permite una comprensión más compleja de los valores humanos, evitando la simplificación de intentar unificarlos bajo un solo principio. Esta diversidad es esencial para una convivencia pluralista y rica en matices.
Referencias
- Fabelo Corzo, J. R. Práctica, conocimiento y valoración, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989.
- Fernández Bulté, J. Filosofía del derecho, Editorial “Félix Varela”, La Habana, 1997.
- López Bombino, L. R. (Coordinador y Compilador Académico), El saber ética de ayer y hoy, tomo II, Editorial “Félix Varela”, La Habana, 2004.
- Kant, I. (1977). Crítica de la razón pura. Porrúa.
- Kant, I. (2020). Crítica de la razón práctica (Vol. 1). Editorial Verbum.
- Bilbeny, N. (1992). ¿Cómo pensar los valores morales a partir de Kant? Taula: quaderns de pensament, 21-26.







