La Armada Invencible: la verdadera historia más allá de la derrota

Escrito Por Lobito Isaias

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La Armada Invencible

La historia de la Armada Invencible se ha transformado en uno de los relatos más legendarios y distorsionados de la historia naval. Esta narrativa, profundamente arraigada en la propaganda inglesa, ha llevado a la creencia errónea de que España perdió su dominio marítimo en una sola derrota.

Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y rica en matices. Este artículo profundiza en los eventos que rodearon a la Armada Invencible, sus causas, consecuencias y sus verdaderas implicaciones en la historia de Europa.

Contexto histórico de la Armada Invencible

En el siglo XVI, Europa estaba marcada por intensos conflictos religiosos y políticos. La Reforma protestante había desatado una serie de luchas que polarizaron a las naciones en torno a cuestiones de fe y poder. En este contexto, España y Inglaterra se convirtieron en enemigos acérrimos, con Felipe II de España intentando restaurar el catolicismo en Inglaterra, mientras que la reina Isabel I defendía el protestantismo.

Las tensiones entre ambos países estaban alimentadas por una serie de factores clave, como:

  • Intereses comerciales: La competencia por el control de rutas comerciales y colonias.
  • Apoyo a los rebeldes: Inglaterra apoyaba a los protestantes en los Países Bajos, socavando la autoridad española.
  • Conflictos dinásticos: Las complicadas relaciones familiares entre las casas reales de España e Inglaterra.

Felipe II, motivado por el deseo de restaurar el catolicismo y eliminar la influencia inglesa en los asuntos europeos, diseñó un ambicioso plan militar: la creación de la Armada Invencible, con el objetivo de invadir Inglaterra y establecer un control duradero sobre la isla.

Objetivos de la Gran Armada

La misión de la Armada no solo era religiosa, sino también estratégica. La flota, compuesta por aproximadamente 130 barcos y más de 30,000 hombres, tenía varios objetivos claros:

  • Reunir fuerzas: Unirse al ejército del duque de Parma en Flandes para preparar la invasión de Inglaterra.
  • Desembarcaje en Inglaterra: Asegurar puntos estratégicos para el asalto en tierra.
  • Detener el apoyo inglés: Neutralizar a los corsarios ingleses que amenazaban las rutas comerciales españolas.

Sin embargo, a pesar del potencial de la Armada, el plan estaba plagado de desafíos logísticos y de coordinación. La falta de experiencia del duque de Medina Sidonia, quien lideraba la flota, complicó la ejecución de la estrategia, que ya era arriesgada desde el principio.

Desafíos durante la travesía

La travesía hacia Inglaterra estuvo llena de contratiempos que obstaculizaron el éxito de la misión. Los problemas comenzaron incluso antes de zarpar, con demoras en la preparación de la flota y en la reunión de los barcos. Al navegar, la Armada se enfrentó a varios desafíos:

  • Condiciones climáticas adversas: Vientos contrarios y tormentas severas que afectaron la navegación.
  • Falta de comunicación: Dificultades para coordinar las acciones entre la flota y las fuerzas en tierra.
  • Estrategias de combate: La flota inglesa, más pequeña pero ágil, utilizó tácticas de acoso que aprovecharon su superioridad en artillería.

Uno de los encuentros más significativos tuvo lugar en las costas de Gravelinas, donde las dos flotas se enfrentaron en un intenso intercambio de cañonazos. La Armada, a pesar de su tamaño, no logró articular una respuesta efectiva frente a la táctica inglesa.

Consecuencias de la derrota

La derrota de la Armada Invencible en 1588 tuvo repercusiones profundas y duraderas en la política y la historia naval de Europa. Para Felipe II, la pérdida fue un duro golpe a sus aspiraciones, pero su respuesta fue mantener una fachada de dignidad, afirmando que su flota había sido enviada a luchar contra hombres, no contra elementos divinos.

Por otro lado, el desenlace fue utilizado como un poderoso símbolo de triunfo en Inglaterra:

  • Fomento del nacionalismo: La narrativa de una victoria contra una «invasión invencible» ayudó a consolidar una identidad nacional.
  • Confianza militar: La victoria generó un incremento en la confianza de la marina inglesa y su capacidad para defender la isla.
  • Reconfiguración del poder naval: A pesar de la derrota, la competencia naval entre España e Inglaterra continuó, indicando que la historia no terminó con la Armada Invencible.

La propaganda y la historia reinterpretada

La forma en que se ha contado la historia de la Armada Invencible ha sido moldeada por narrativas nacionales y mitos propagandísticos. La imagen de una flota española derrotada ha sido utilizada para fortalecer una identidad nacional en Inglaterra. Sin embargo, estudios recientes están desafiando esta visión simplista:

  • Continuidad naval española: A pesar de la derrota, España mantuvo una poderosa presencia en los mares, recuperándose rápidamente.
  • Nuevas interpretaciones: La historiografía contemporánea está revisando las narrativas tradicionales, buscando un entendimiento más equilibrado de los eventos.
  • El papel de la logística: La comprensión de los desafíos logísticos y de comunicación es crucial para entender la derrota.

La historia de la Armada Invencible es, por lo tanto, un recordatorio de la complejidad de los relatos históricos y de la importancia de cuestionar las narrativas dominantes.

Referencias en la literatura histórica

  • Parker, G. y Martin, C. 2023. La Gran Armada: una nueva historia de la mayor flota jamás vista desde la creación del mundo. Planeta.
  • San Juan, V. 2017. Breve historia de la Armada Invencible. Nowtilus.

La versión de una carta en realidad contó con tres redacciones diferentes. La primera de ellas, elaborada alrededor del 25 de agosto, parece ser una respuesta directa a las críticas del cardenal católico William Allen (llamado Alano por los españoles), afirmando la unidad de todos los ingleses, tanto católicos como protestantes, frente al riesgo de una invasión.

El segundo borrador, redactado aproximadamente el 10 de septiembre y mostrando la inquietud por un posible giro del viento que favoreciera a la Armada española, exagera tanto el plan de preparación como la fortaleza de las defensas en Inglaterra (en especial su potencia naval) con la intención de que, al ser divulgada, la carta desalentase a los españoles de intentar de nuevo su campaña.

En el tercer borrador, y con la Armada española volviendo a sus puertos de origen, se enfocan en desprestigiar al embajador español en París, don Bernardino de Mendoza, quien se encontraba intentando unir a las fuerzas de la Liga Santa contra el rey Enrique III de Francia. Las mordaces críticas hacia Mendoza reflejan la profunda preocupación de Burghley por la situación en Francia; de hecho, la versión de la carta se publicó primero en Francia que en Inglaterra.

Expresiones como “Los españoles no rompieron mástiles ni capturaron prisioneros” o “Cristo había demostrado ser luterano” son parte del ‘desengaño’ del presunto autor de La copia de una carta, que nunca exhibe una postura claramente hostil hacia los españoles, llegando incluso a desear un buen regreso a la Armada española a sus puertos.

En
el texto –tanto en los borradores como en la versión impresa–, se menciona, aunque sin énfasis particular, el término “invencible” en relación con la Armada: “La Gran Armada de España estaba lista para partir de Lisboa, y su renombre en la cristiandad era el de ser invencible, y así se plasmó en los libros”. El ‘éxito’ del epíteto de Burghley –al menos en el ámbito español, ya que en Inglaterra tuvo poco impacto– podría considerarse más un accidente: es casi inconcebible que él creyera que esa referencia sería tomada al pie de la letra (y mucho menos que se mantuviera 400 años después).

Historiadores
de renombre como Colin Martin y Geoffrey Parker en su obra monumental La Gran Armada, Robert Hutchinson en su libro La Armada Invencible y Luis Gorrochategui en su valiosa y esencial Contra Armada, así como el autor de este artículo (antes de hacer esta investigación), coincidimos en identificar a La copia de una carta como el origen de la burla que implica ese adjetivo, ya que todos, al referirnos a la carta de Burghley, citamos que al final de la misma se añade la frase: “Así concluye la narración de las desventuras de la Armada española que solían denominar INVENCIBLE” (subrayando el término en mayúsculas).

Sin
embargo, esta es una cita completamente incorrecta, puesto que el documento original de la carta, publicado por J. Vautrollier a finales de septiembre de 1588 en Inglaterra, no concluye de esa manera en absoluto.