La gastronomía es un reflejo de la cultura de un país, pero lo que ocurre cuando las tradiciones culinarias se cruzan? Este fenómeno se vuelve aún más interesante cuando personas de diferentes orígenes se encuentran y comparten sus sabores. En esta exploración, una colombiana que vive en España revela las peculiaridades en los gustos gastronómicos que pueden sorprender a los españoles. La convivencia de diferentes culturas no solo enriquece el paladar, sino que también genera situaciones cómicas y curiosas que vale la pena narrar.
El impacto de la globalización en la gastronomía
En un mundo tan interconectado, la comida ha trascendido las fronteras, permitiendo que los sabores tradicionales se disfruten en cualquier rincón del planeta. Este intercambio cultural no solo se limita a recetas, sino que incluye ingredientes que pueden ser encontrados en diversas cocinas del mundo. Por ejemplo, es común ver productos como el jamón español en mercados fuera de España, mientras que ingredientes de otras culturas se han integrado en la gastronomía española.
Este fenómeno ha permitido la creación de nuevas recetas y la innovación culinaria. Sin embargo, también ha generado una serie de choques culturales, especialmente en lo que respecta a los gustos y sabores. Las nuevas perspectivas sobre la comida han acercado a muchas personas a ingredientes que de otro modo no habrían tenido la oportunidad de probar.
En este contexto, la interacción entre españoles y latinoamericanos revela no solo diferencias en preferencias, sino también situaciones que a menudo resultan hilarantes. Un ejemplo notable es el relato de Lau Vargas, una creadora de contenido colombiana que ha compartido sus experiencias en España a través de TikTok.
Los sabores que generan reacciones inesperadas
Una de las primeras revelaciones de Lau es la reacción de los españoles al cilantro. Para muchos colombianos, el cilantro es un ingrediente esencial que realza el sabor de múltiples platos, desde sopas hasta guisos. Sin embargo, Lau ha observado que, al probarlo, los españoles suelen hacer caras de desaprobación, describiendo su sabor como “a jabón”. Esta discrepancia en la percepción del cilantro se convierte en un tema de conversación divertido e ilustrativo de las diferencias culturales.
Otro ingrediente que despierta reacciones curiosas es el maíz. En Colombia, el maíz se utiliza en una variedad de preparaciones, como sopas, arroces y ensaladas. Lau menciona que, al hablar de maíz en España, muchos españoles lo consideran un ingrediente “para pollos”, lo que provoca risas y asombro. La idea de que un alimento tan versátil y sabroso no sea apreciado es un claro ejemplo de cómo los contextos culturales pueden influir en los gustos.
La adaptación a nuevos sabores
A pesar de las diferencias en gustos, Lau también comparte que hay comidas colombianas que los españoles han ido aceptando con el tiempo. Este proceso de adaptación puede ser complejo, pero también gratificante. A menudo, los españoles que prueban por primera vez ingredientes como el maíz o el cilantro pueden llegar a disfrutar de ellos después de varias exposiciones.
Sin embargo, Lau también menciona que hay sabores que los colombianos encuentran desafiantes. Por ejemplo, las aceitunas y el jamón ibérico son alimentos que muchos latinos no disfrutan a primera vista. Esta diversidad de gustos entre los pueblos resalta cómo las preferencias alimenticias están profundamente arraigadas en las culturas de cada país.
El cilantro y su controversia genética
La percepción del cilantro como un alimento con sabor a jabón no es solo una cuestión cultural, sino que también puede tener un trasfondo genético. Según estudios, alrededor del 17% de los europeos experimentan esta aversión debido a sus genes. En Asia, este porcentaje se eleva a un 21%, mientras que en África es del 14%.
Los científicos han descubierto que esta peculiaridad se debe a la forma en que ciertos receptores olfativos y gustativos responden a los aldehídos presentes en el cilantro. Aquellos que perciben el sabor jabonoso probablemente tienen un gen, conocido como OR6A2, que no funciona de manera adecuada. Este hallazgo añade una capa de complejidad a la discusión sobre el cilantro y explica por qué algunas personas simplemente no pueden disfrutarlo.
Historia y curiosidades del cilantro
El cilantro no solo es un ingrediente controvertido en la cocina, sino que también tiene una historia rica y fascinante. Se cree que esta planta ha sido cultivada desde hace más de 3.500 años, especialmente en lugares como Egipto. Su nombre actual proviene del latín coriandrum, que tiene raíces en el griego antiguo koríandron.
El término griego, a su vez, está relacionado con la palabra koris, que significa “chinche de las camas”. Este curioso vínculo se origina en el hecho de que las chinches emiten un olor similar al de los aldehídos que se encuentran en el cilantro. Este fenómeno histórico muestra cómo las percepciones sensoriales pueden influir en el lenguaje y en la cultura culinaria a lo largo de los siglos.
La diversidad de alimentos y la fusión cultural
La convivencia de diferentes culturas en un país como España ha dado lugar a una rica fusión de sabores. A medida que las influencias de las cocinas latinoamericanas se introducen en la dieta española, también se generan nuevas oportunidades para experimentar con ingredientes y recetas. La influencia de inmigrantes como Lau Vargas no solo enriquece la oferta gastronómica, sino que también promueve un diálogo cultural.
- Descubrir nuevos sabores: La fusión de sabores permite que se desarrollen platos innovadores.
- Aprender sobre tradiciones: Conocer la historia detrás de los ingredientes enriquece la experiencia culinaria.
- Crear nuevas comunidades: La gastronomía puede ser un puente que une a las personas, independientemente de su origen.
Este tipo de interacción no solo enriquece el paladar, sino que también fomenta la comprensión y el respeto entre diferentes culturas. La comida, en última instancia, es una forma de expresión que puede unir a las personas en torno a la mesa, a pesar de sus diferencias.







