El largo brazo del miedo: cuando las dictaduras cruzan fronteras

Escrito Por Lobito Isaias

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La amenaza del autoritarismo no conoce fronteras y, tristemente, el exilio ha dejado de ser un refugio seguro para quienes huyen de la represión. Este fenómeno se agrava con casos recientes que evidencian cómo las dictaduras han extendido su brazo represor más allá de sus territorios, atacando a disidentes en países donde deberían encontrar protección.

La persecución de disidentes en el exilio

El reciente atentado contra los activistas venezolanos Yendri Velásquez y Luis Alejandro Peche en Bogotá es un claro ejemplo de la creciente preocupación por la persecución política en el exilio. Estos hombres, que habían dejado Venezuela buscando asilo, fueron víctimas de un ataque armado que resalta la vulnerabilidad de aquellos que desafían a gobiernos autoritarios.

Este caso no es aislado; refleja una tendencia alarmante en la que regímenes represivos, desde Moscú hasta Caracas y Beijing, han desarrollado métodos sofisticados para silenciar el disenso a nivel internacional.

Las estrategias de represión extraterritorial

La represión extraterritorial se ha convertido en una política de Estado en varios regímenes autocráticos. A continuación, se presentan algunos métodos utilizados:

  • Asesinatos y atentados: Como en el caso de Alexander Litvinenko, quien fue envenenado en Londres en 2006.
  • Intimidación y amenazas: Actos de acoso a disidentes en el extranjero, como los ocurridos a Zelimkhan Khangoshvili en Berlín.
  • Operaciones clandestinas: Iniciativas como Fox Hunt de China, que buscan repatriar disidentes bajo acusaciones dudosas.

Estos métodos evidencian que la represión no se limita a un entorno geográfico específico; su alcance es global y se manifiesta de diversas maneras.

El caso emblemático de Rusia

Quizás ningún país ha llevado a cabo esta estrategia de manera tan evidente como Rusia. Desde el envenenamiento de Litvinenko hasta el ataque a Serguéi Skripal en 2018, los incidentes han revelado un patrón de agresión que ha creado una crisis diplomática constante entre el Kremlin y Occidente. Esta serie de ataques ha sido interpretada como una táctica deliberada para enviar un mensaje claro a quienes se atreven a desafiar al régimen ruso.

Estrategias chinas de represión

Por su parte, el régimen chino ha adaptado sus tácticas de forma más sutil. A través de campañas como Fox Hunt y Sky Net, busca repatriar disidentes y críticos, a menudo sin el debido proceso. Estas operaciones se caracterizan por:

  • Acoso digital: Vigilancia constante de disidentes a través de tecnología avanzada.
  • Presión sobre familiares: Amenazas y coacción dirigidas a los seres queridos de los disidentes.
  • Narrativas justificadoras: Presentar la represión como un esfuerzo por “restaurar el orden” o combatir la “subversión”.

Estas tácticas han permitido a China mantener un control rígido sobre su narrativa, mientras extiende su influencia y miedo a disidentes en el extranjero.

El caso venezolano como un espejo

El régimen de Nicolás Maduro ha seguido un patrón similar al de Rusia y China, proyectando su aparato represivo fuera de sus fronteras. Desde hace años, se han reportado incidentes de violencia y acoso a exiliados en países como Colombia, Perú, Chile y España. Las denuncias apuntan a operaciones de inteligencia llevadas a cabo por el SEBIN y la DGCIM.

El reciente secuestro de Velásquez y Peche ilustra esta tendencia, donde el objetivo parece ser demostrar que el disenso es perseguido sin importar la ubicación geográfica.

Casos recientes de violencia política

Un ejemplo trágico de esta represión fue el secuestro y asesinato del exteniente venezolano Ronald Ojeda en Chile en febrero de 2024. Asilado en el país, fue capturado por agentes de inteligencia venezolanos y hallado muerto diez días después. Este caso fue calificado por las autoridades chilenas como un crimen político vinculado a la estructura del Estado venezolano.

Implicaciones para el derecho de asilo

La situación actual plantea serias interrogantes sobre la eficacia del derecho de asilo. Cuando los regímenes autoritarios pueden operar con impunidad en el extranjero, se socavan los principios fundamentales de los derechos humanos. El caso de Velásquez y Peche destaca la necesidad de que la comunidad internacional tome medidas para proteger a los disidentes que buscan refugio.

Los gobiernos deben garantizar que los exiliados no solo encuentren un refugio seguro, sino que también estén protegidos de las amenazas que persisten incluso una vez cruzadas las fronteras. Esto incluye:

  • Fortalecer las legislaciones de asilo: Asegurando que se respeten los derechos de quienes buscan protección.
  • Colaboración internacional: Fomentar un enfoque global para enfrentar la represión extraterritorial.
  • Visibilización de casos: Documentar y dar seguimiento a las amenazas a disidentes en el extranjero.

La responsabilidad de los gobiernos democráticos

Los gobiernos democráticos tienen la responsabilidad de actuar ante este fenómeno alarmante. El caso de Colombia, bajo la administración de Gustavo Petro, ha sido criticado por no ofrecer suficientes garantías a los venezolanos exiliados. En lugar de proteger a estos individuos, la política parece alinearse con los intereses de la dictadura de Maduro, lo que convierte a Colombia en una extensión de su brazo represor.

Lecciones del pasado

La memoria de casos históricos, como el del diplomático chileno Orlando Letelier, asesinado en Washington en 1976 por agentes de la dictadura de Pinochet, sirve como un recordatorio de que la persecución de disidentes en el extranjero no es un fenómeno nuevo, sino una táctica recurrente en la historia de las dictaduras. Este tipo de agresiones no solo ataca a individuos, sino que desafía la esencia misma de la libertad y los derechos humanos.

Así, el fortalecimiento de la defensa de los derechos humanos y la protección de disidentes se convierten en imperativos ineludibles para cualquier sociedad comprometida con la justicia y la libertad. En la lucha por los derechos humanos, cada voz cuenta y cada acción puede marcar la diferencia.