Las arterias, como señala el NIH (Instituto Nacional del Cáncer), son “vías sanguíneas que transportan la sangre desde el corazón hacia los tejidos y órganos del cuerpo”, por lo que es fundamental cuidarlas para mantener su salud.
Sin embargo, una vez que las arterias se bloquean, no existen métodos naturales para desatascarlas, lo que resulta en la arteriosclerosis, que es la formación de una placa dura o placa de ateroma que termina por obstruir las arterias.
- Los especialistas sugieren adoptar un estilo de vida saludable tanto para tratar la ateroesclerosis como para prevenir su aparición. En otras palabras, estos cambios en el estilo de vida pueden contribuir a preservar la salud de las arterias: aspectos sobre los cuales podemos tener un impacto.
- Identificar los biomarcadores de riesgo cardiovascular implica no solo considerar la presión arterial y los niveles de colesterol, sino también evaluar la existencia y el grado de formación de placa de ateroma.
- Una alimentación balanceada. Para mantener las arterias limpias y prevenir su obstrucción, es fundamental seguir una alimentación balanceada. Esto tiene un impacto importante en la salud del corazón y en la disminución del riesgo de acumulación de placa.
- Hacer ejercicio físico. El ejercicio físico puede beneficiar la salud del corazón y contribuir a la prevención de afecciones cardíacas.
- Conservar un peso adecuado. Al aumentar nuestra actividad física y mejorar nuestra alimentación, es probable que el resultado sea la pérdida de peso. El exceso de peso eleva los niveles de colesterol LDL.
- Prohibido fumar. Fumar contribuye a aumentar los niveles de colesterol.
- Abandonar el consumo de alcohol. Sucede lo mismo con el alcohol.
- Fármacos. Si los ajustes en el estilo de vida no son adecuados, el médico tendrá que prescribir medicamentos para auxiliar en el control del colesterol y evitar la formación de placas.
¿Qué es la presión arterial?
La presión arterial es un indicador clave de la salud cardiovascular que refleja la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. Este fenómeno es esencial para que la sangre llegue a todos los órganos y tejidos, aportando oxígeno y nutrientes. Sin embargo, cuando sus valores se alteran, puede convertirse en un factor de riesgo para enfermedades graves.
Componentes de la presión arterial
Se mide mediante dos valores:
- Presión sistólica: Corresponde al momento en que el corazón late y expulsa la sangre hacia las arterias. Es el número más alto en la lectura (ej. 120 mmHg).
- Presión diastólica: Representa la presión cuando el corazón se relaja entre latidos. Es el valor más bajo (ej. 80 mmHg).
Una lectura normal ronda los 120/80 mmHg. Valores persistentemente elevados (≥130/80 mmHg) indican hipertensión, mientras que cifras bajas (hipotensión) pueden causar mareos o desmayos.
Importancia de su control
La hipertensión arterial es llamada “el asesino silencioso” porque, en muchos casos, no presenta síntomas hasta que daña órganos como el corazón, los riñones o el cerebro, aumentando el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia renal. Por ello, su medición periódica con un esfigmomanómetro (tensiómetro) es fundamental para una detección temprana.
Factores que influyen
Varios elementos afectan la presión arterial:
- Estilo de vida: Dieta alta en sal, sedentarismo, consumo de alcohol o tabaco.
- Genética: Antecedentes familiares de hipertensión.
- Edad y estrés: Aumenta con la edad y en situaciones de ansiedad.
Prevención y manejo
Mantenerla bajo control implica adoptar hábitos saludables: reducir el sodio, hacer ejercicio regular, evitar el tabaco y gestionar el estrés. En casos necesarios, los médicos recetan fármacos como diuréticos o betabloqueantes.
En resumen, la presión arterial es un parámetro vital que requiere atención constante. Monitorearla y actuar ante alteraciones puede salvar vidas, previniendo complicaciones a largo plazo. ¡No subestimes su importancia!